martes, agosto 29, 2006

El loro

Escucho de vez en cuando los rumores que en el viento corren. Noticias de mi caída en desgracia y de mis mentiras sobre las noches acompañado. Sí, es todo verdad, vuelvo todos los días a casa dando tumbos y obligo a mi mujer a sodomizarme con el loro. Él está harto y me muerde el recto, los trocitos de carne que puede agarrar con su pequeño pico, pero así hace que me guste aun más.
Es esta la hora en la que yo me sincere con vosotros. Ha llegado el momento de que esto se aclare. Sí, me gustan los animales pero no, no tengo mascota. El loro es de mi mujer. Tuve una infancia feliz, recuerdo viajes al Pirineo y aprender a montar en bicicleta, pero también que regalaron a mi perro, al que yo quería mucho, porque molestaba a los vecinos. Bueno, quizás eso influyera. Aunque es poco probable. Al cabo de dos días ya no me acordaba del perro porque tenía una mesa de ping pong nueva y empezaba a jugar a médicos con las chicas de mi calle. ¿Dónde estarán ahora? ¿Me recordaran como las recuerdo yo a ellas? Eso espero.
El caso es que me gustan los animales y no tengo mascota. El caso es que me atraen, me ponen, me excitan, me, digamos, despiertan los sentidos. Y qué?
Además, resulta que no soy capaz de controlar mis impulsos. Y qué? Es eso un crimen? Bueno, es evidente que en ciertos países sí, lo es, pero a mi no me importa porque muchas otras cosas están prohibidas sin razón alguna. Se prohíben cosas constantemente y eso no impide, en absoluto, que esas cosas puedan llevarse a cabo dentro de una sana normalidad. Sin estridencias. Nunca dejaría que el loro me follara en público. Eso nunca. Pero en mi dormitorio, eso es otra cosa. Es una cosa que queda entre mi mujer, el loro y yo.
Además, sé que a él le gusta tanto como a mí. Solo hay que ver lo suaves y tersas que se le ha puesto las plumas. Y lo feliz que está todo el tiempo columpiando que va y columpiando que viene.

1 comentario:

sagui dijo...

Según un juez del Constitucional o alguna aberración de éstas, si los gays se pueden casar, tú puedes casarte con tu loro.Yo seré la madrina, que me muero de ganas de verme con mantilla.