miércoles, noviembre 07, 2007

El hombre y el sátiro - Esopo

Dícese que en otro tiempo un hombre concertó un pacto de amistad con un sátiro. Llegó el invierno y con él el frío; el hombre arrimaba las manos a la boca y soplaba en ellas. Preguntóle el sátiro por qué lo hacía. Repuso que se calentaba la mano a causa del frío.
Sirviéronse luego de comer y los alimentos estaban muy calientes, y el hombre, cogiéndolos a trocitos, los acercaba a la boca y soplaba en ellos. Preguntóle otra vez el sátiro por qué lo hacia. Contestó que enfriaba la comida porque estaba muy caliente.
-¡Pues escucha-exclamó el sátiro, renuncio a tu amistad porque lo mismo soplas con la boca lo que está frío que lo que está caliente!

domingo, noviembre 04, 2007

Triste

Siempre llega un momento en el que hay que hacer daño, a alguien y a ti mismo, para que el futuro no sea, al menos, completamente negro.
Las paredes se hacen más estrechas y los techos más bajos. Todas las habitaciones encogen y allí donde te habías sentido cómodo, ahora no puedes ni estar sin agacharte o meter barriga.
Las miradas se hacen largas e insoportables y al final te acostumbras a mirar siempre al suelo.
Los ruidos suenan todos igual y no distingues una conversación de una señal de STOP.
Las calles te parecen largas, y sucias, y grises.
Los pequeños brotes de hierba asomando por entre las grietas del cemento te repugnan.


Estoy muy mal... Sonrío
porque el desprecio del dolor me asiste,
porque aún miro lo bello en torno mío,
y... por lo triste que es el estar triste.
Pero ya la fontana
del sentimiento mana
tan lenta y sileciosa, que su canto,
sonoro otrora como risa, es llanto.


Antonio Machado
Dolientes madrigales