martes, enero 04, 2005

Sin título, por obligación

No sé a quien pretendo engañar, no lo sé. Sí, esto parecía buena idea al principio, pero ahora, ahora estoy asustado y todo empieza a desmoronarse. A mi alrededor las calles parecen cada día más vacías y ya nadie quiere hablar conmigo. La mujer del kiosco siempre tiene la cabeza metida entre las páginas de algún suplemento cuando paso yo y los jubilados sentados en el banco, antes siempre tan sonrientes, simulan estar hablando con alguna paloma despistada cuando cruzo cabizbajo la vieja Plaza de los Motes. Hasta parece que la cara torcida y llena de cagadas de paloma de la estatua que preside la plaza me mire más pétreamente que antes. Sí, estoy seguro, me estoy quedando solo.
El cielo es gris porque el reflejo de los edificios viejos de estas calles estrechas no le deja ser de otro color. Los charcos de humedad que se forman eternos en las rendijas entre las losas de estas calles no serían buenos compañeros de viaje. Mi soledad va a necesitar quien la acompañe, al menos los primeros tiempos, sino, no se como vamos a soportarlo, ella y yo, sin nadie más. Nos hundiremos otra vez en la mísera beneficencia sentimental que son los cines pornográficos. Otra vez mendigaremos palabras amables en sillones oscuros y pegajosos y otra vez a cambio ofreceremos pobre contacto físico. Sobrevalorado siempre, aprovechado casi nunca. Que estúpida y vacía y burra volverá a ser nuestra vida. Qué bonito es que te digan que te quieren, que eres hermoso, verdad? Que te estaban esperando, llevan toda la tarde esperándote. Por ti. Y te sientas y te sueltas y las palabras son como maquillaje del bueno para soledad. Ella, arreglada, te da las gracias y desaparece un rato. Horas pueden pasar así sin uno darse cuenta. Y es que el tiempo con soledad no corre, gatea, y en cambio el tiempo con compañía vuela.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me ha emocionado mucho!La verdad, si no sintieras esta sensacióm de soledad no hubieras escrito este relato tan lindo.
Sinceramente, la soledad puede ser muy destructiva si uno la coge negativamente, pero, la verdad, esta sensación si uno la tiene voluntariamente puede ser una gran riqueza para su autoconocimiento.
A más, es muy difícil estar solos.>Estemos dónde estemos siempre estamos acompañados. La vida está por todas partes. Todo es estar perceptivo y comunicativo.Un beso,Adeu