miércoles, enero 26, 2005

Salvador---->Parte 1: Se marcha de Barcelona


Salvador evitaba desde siempre las calles con nombre de persona. Eso, desde luego, no facilitaba su vida en las grandes ciudades, así que recién acabada su adolescencia tuvo que hacerse a la idea de que debía mudarse a algún pueblecito. Así al menos no corría el peligro de bajarse de algún metro distraído y romper su voto sin quererlo.
Escogió un pueblo inocente de la Cataluña interior, relativamente a medio camino entre Gerona y Olot, en la Garrotxa.

Es ésta tierra de volcanes apagados y verdes aún más apagados, repartidos entre el verde oscuro de las hojas de los sauces y el verde casi marrón de los hongos que crecen en sus troncos. También es lugar de ríos frescos y salvajes recortados contra las frías rocas de los barrancos. De noches silenciosas rellenas de animales que pasean por aquí y escarban una madriguera por allá.

El pueblecito solo tenía tres calles, la de la Ida, la de la Vuelta y la Calle Mayor, y formaban una F. Los nombres los habían escogido los propios habitantes, trescientos sesenta y cinco en total el día de la asamblea, allá por finales de los años cuarenta, después de una profunda reflexión sobre lo que habían vivido y lo que les quedaba todavía y después de decidir mantenerse tan al margen del resto del país (y del mundo en general) como pudieran. Eso no significaba que rehusaran aceptar nuevos vecinos, y Salvador era buena prueba de ello, pero sí renunciaron al teléfono, al servicio de correos y a todas las suscripciones de gente del pueblo al Reader’s Digest.

1 comentario:

Gurb dijo...

suena a secta judeo-masonica-marxista.
promete un cacho.
yo pondria una cuarta calle porque le tengo mania a la F, pero respeto al autor...