domingo, noviembre 04, 2007

Triste

Siempre llega un momento en el que hay que hacer daño, a alguien y a ti mismo, para que el futuro no sea, al menos, completamente negro.
Las paredes se hacen más estrechas y los techos más bajos. Todas las habitaciones encogen y allí donde te habías sentido cómodo, ahora no puedes ni estar sin agacharte o meter barriga.
Las miradas se hacen largas e insoportables y al final te acostumbras a mirar siempre al suelo.
Los ruidos suenan todos igual y no distingues una conversación de una señal de STOP.
Las calles te parecen largas, y sucias, y grises.
Los pequeños brotes de hierba asomando por entre las grietas del cemento te repugnan.


Estoy muy mal... Sonrío
porque el desprecio del dolor me asiste,
porque aún miro lo bello en torno mío,
y... por lo triste que es el estar triste.
Pero ya la fontana
del sentimiento mana
tan lenta y sileciosa, que su canto,
sonoro otrora como risa, es llanto.


Antonio Machado
Dolientes madrigales

No hay comentarios: